Si en algo todos los actores alrededor del sistema de pensiones dominicano están de acuerdo es en que el sistema necesita ser reformado, y ese es quizás el único punto de acuerdo. Personalmente entiendo que el sistema de capitalización individual es el correcto a largo plazo, pero este debe ser mejorado si aspiramos a que este sea sostenible. Es por ello que deseo extender algunas propuestas para su mejora.

A las AFP se les debe brindar un menú mucho más ampliado de instrumentos financieros y mercados donde colocar los fondos. Esto incluye mejorar de manera extensiva las reglas que actualmente operan en el mercado de valores (que es todo un tema por su cuenta), flexibilizar la calificación que deben presentar los instrumentos en los se les permite invertir, y permitir inversiones en las bolsas de valores, futuros, productos y derivados del extranjero.

Adicionalmente a las AFP se les debe permitir estructurar la composición de sus fondos conforme a las necesidades específicas de sus afiliados. La estrategia de inversión para un afiliado joven con menos de 12 cotizaciones nunca debería ser la misma que la de alguien con más de 300 cotizaciones que va acercándose a su edad de retiro, por lo que las AFP deben estar permitidas a estructurar sus productos conforme a las necesidades y el perfil de riesgo de sus clientes, asumiendo mayores o menores riesgos en el mejor interés de sus afiliados.

De cara a los afiliados, el párrafo I del artículo 59 de la ley establece que el afiliado sólo podrá cambiar de AFP una vez por año, dando un preaviso de 30 días para ello. Esto debe ser eliminado, y se debe permitir mayor flexibilidad a estos para cambiar su AFP.

Más aún las limitaciones a los salarios cotizables y a los aportes extraordinarios deben ser revisadas dramáticamente hacia el alza, e incluir la posibilidad de aportes extraordinarios de terceros para que las empresas tengan acceso a otro incentivo que puedan dar a sus empleados, todo esto contribuiría a mitigar la crisis que se avecina a futuro debido a la pobre recaudación del sistema actual.

Adicionalmente se debe permitir que los afiliados puedan otorgar una porción de su dinero recaudado como garantía para algunos préstamos, usarla como inicial para la adquisición de viviendas o, bajo ciertas circunstancias, como cobertura de desempleo. Lo que no sólo tiene un impacto práctico a las necesidades de los afiliados, sino que tenderá a fidelizarlos al sistema.

Para atender a un problema creciente y una de las fuentes más importantes del disgusto con las AFP, la ley debe flexibilizar los requerimientos exigidos a las AFP para entregar los fondos de sus afiliados fallecidos. En adición a esto, la ley debe incluir la figura del ejecutor designado en la que el afiliado identifique a la persona que este desee que reciba los fondos en caso de su fallecimiento y desligar totalmente a las AFP del proceso sucesoral.

En el proceso de reforma de la Ley de Seguridad Social hay mucha tela por donde cortar, pero entiendo que con la implementación de lo propuesto acá se estaría viendo un avance significativo para atender no sólo los problemas que viene arrastrando el sistema, sino a las crecientes necesidades de los afiliados.