- Orlando Gomez
- Mar 27, 2021
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Updated: Jun 23, 2022

La minería va en crecimiento como componente del PIB de la República Dominicana y, más importante aún, en la proporción que representa del total de las recaudaciones fiscales del país. Dicho lo anterior, por tratarse de una industria extractiva de recursos no renovables, los beneficios de su explotación deben tener un enfoque de largo plazo, por ello planteo la creación de un fondo soberano de riqueza que se alimente de las recaudaciones derivadas de la minería.
Las recaudaciones fiscales asociadas a la industria minera tienen la misma fecha de expiración que los recursos que estamos extrayendo del suelo, es por ello que sería adecuado que el Estado dominicano trate al menos una parte de las recaudaciones derivadas de esta como una ganancia inesperada y no como parte de sus ingresos corrientes para fines de presupuesto.
La figura de los fondos soberanos de riqueza no es particularmente nueva, y es una práctica extendida en los países que tienen ingresos importantes derivados de industrias extractivas como modo de prolongar los beneficios recibidos de estas aún décadas después que el último de esos recursos fue explotado.
El fondo soberano para nuestro país pudiera servir como una herramienta política, social, económica y geopolítica adicional a disposición del Estado. Esto incluye, pero no se limita, a una herramienta adicional de política monetaria, una fuente de liquidez adicional para los mercados internos de valores, una herramienta de inversión para el desarrollo interno, un factor material en la balanza de pagos y una fuente adicional de ingresos para el Estado.
Y si bien todo lo anterior pudiera ser de particular interés para el Estado y las autoridades monetarias por sus beneficios de largo plazo, esto pudiera representar un beneficio más importante para los ciudadanos si este fondo se establece como soporte adicional para el sistema de pensiones como suplemento a los aportes individuales que actualmente lo sostienen.
Establecer un fondo de esta naturaleza implica sacrificios importantes para el Estado en el corto plazo, y en la medida que los aportes realizados al fondo no se compensen por sus beneficios, lo cual no se producirá hasta más adelante en el largo plazo, la carga pudiera ser material y políticamente complicada de sobrellevar.
Pero el país debería explorar las posibilidades de que sus ingresos derivados de actividades que vienen con una fecha de expiración puedan beneficiar no sólo a los que estamos vivos para ver esos frutos, sino para aquellos que estarán aquí varados en esta media isla mucho tiempo después que esos recursos se hayan extinguido.
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