- Orlando Gomez
- Feb 15, 2024
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La figura del fideicomiso, finalmente, ha venido cobrando fuerza en la práctica por su flexibilidad y adaptabilidad en el desarrollo de proyectos, en particular para la construcción, mantenimiento y administración de obras de infraestructura, sin embargo, el potencial de los fideicomisos aún no ha sido reconocido en múltiples otras áreas. A modo de ilustrar ese potencial en esta ocasión aprovecho para proponer el uso de los fideicomisos en la administración y gestión de partidos políticos.
Quizás el elemento más importante a tener en cuenta es que, en el contexto del uso de fideicomisos para actividades de naturaleza política, los fideicomisos existen fuera del contexto de la Ley de Partidos y la Ley Electoral, y solo serviría como vehículo para la administración del patrimonio del partido y de sus gastos e ingresos. El fideicomiso no sería, ni tiene porque intentar ser, un sustituto de la figura de los movimientos, agrupaciones o partidos políticos ni debe pretender asumir los roles que naturalmente corresponden a estos.
Lo que sí brinda el fideicomiso a un partido político es organización, transparencia y estabilidad. Para los partidos más pequeños que se juegan su personalidad jurídica cada 4 años, la administración de su patrimonio a través de un fideicomiso les brindaría seguridad sobre el control del mismo y pueden asumir compromisos legales, a través del fideicomiso, que sobrevivirían a cualquier circunstancia derivada de una posible pérdida de la personalidad jurídica. Esto implica capacidad de recibir donaciones y establecer un ahorro de largo plazo asumido por el fideicomiso, lo que va de la mano con que el fideicomiso asuma compromisos por alquileres y deudas de largo plazo, en una forma que estos simplemente no pueden hacerlo hoy en día.
Para los partidos más grandes el uso de los fideicomisos supone un mayor control y disciplina sobre sus finanzas que quedarían centralizadas en el patrimonio fideicomitido. Adicionalmente no solo el fideicomiso puede, con relativa facilidad, dar cumplimiento a los reportes y controles que por ley se les exige a los partidos respecto de sus gastos e ingresos, sino que estos les permitirían elevarlos a estándares bien en exceso a lo exigido con un costo de cumplimiento más razonable que el asumirlo directamente dentro de la estructura administrativa del partido. Este elevado nivel de transparencia pudiera ser foco y modelo de lo que el mismo partido desearía vender al electorado como parte de su carta de presentación.
El fideicomiso como figura es particularmente ideal para su uso en la administración de patrimonios de cualquier naturaleza y es mejor aún en la gestión de flujos de caja, todo lo que es fundamental para el éxito de cualquier campaña política y, más aún, para la supervivencia de un partido político. Entiendo que el uso de la figura estará agregando una ventaja competitiva sustancial a los partidos que lo implementen por encima de aquellos que opten por continuar bajo la administración tradicional de sus finanzas.
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