- Orlando Gomez
- Aug 9, 2023
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La República Dominicana encabeza la región de América Latina y el Caribe en embarazos adolescentes con 97 nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años, más del 20% de nuestras niñas entre 12 y 19 años han estado embarazadas. Si bien la solución adecuada para este problema requerirá acciones y políticas transversales entre diversos sectores, para esta propuesta me deseo enfocar en el embarazo de menores como resultado del abuso sexual ejecutado por una persona mayor a esta.
Debemos dar la cara a la realidad de que en nuestro país es culturalmente aceptado que un hombre mayor de edad pueda mantener una relación con una mujer menor de edad. Este tipo de relaciones se describen sin tapujos en nuestro poemario, en nuestra música, en nuestro arte, de hecho es probable que en la mayoría de nuestras familias podamos rastrear ascendencia derivada de ese tipo de relaciones nos más lejos de hace 3 generaciones y, lamentablemente, para muchas de las familias dominicanas de hoy esa es su realidad. El primer paso para resolver esta porción del problema de los embarazos adolescentes es aceptar que lo tenemos en nuestra cultura nacional.
Luego de aceptar la realidad de que hacemos frente a un problema cultural, debemos enfrentarlo como tal utilizando choques contraculturales. Obviamente esto implica campañas masivas de concientización insistiendo hasta el cansancio de que no solo las relaciones de mayores de edad con menores de edad no es lo correcto, de hecho es asqueante, sino que en la mayoría de los casos, conforme a nuestro ordenamiento jurídico actual, es ilegal.
En paralelo a la concientización en contra de ese tipo de relaciones, es indispensable que el Ministerio Público dedique una parte sustancial de su presupuesto a perseguir el abuso sexual derivado de ese tipo de relaciones y hacerlo de forma bien pública, de forma que la persecución del delito penetre la consciencia nacional así como las consecuencias directas del mismo. Un buen ejemplo de acción efectiva de concientización a través de la persecución criminal en nuestro país han sido los casos de delitos contra el medio ambiente, donde las acciones del Ministerio Público y el Ministerio de Medioambiente en contra de esas acciones moldearon cambios culturales que aún persisten hoy en día, lo que puede ser replicado en la persecución del abuso sexual en las relaciones de personas mayores de edad con menores de edad.
Con el soporte del Ministerio Público, y con la intención expresa de crear un shock contracultural, se puede incorporar a la prensa y la televisión para introducir programas como lo que en su tiempo fue “To Catch A Predator”, un programa de investigación de la cadena NBC de Estados Unidos, donde se atraían a predadores sexuales que mantenían conversaciones e iban a conocer a personas que ellos pensaban que se trataban de menores de edad solo para descubrir que se trataba de una acción encubierta de las autoridades. Por supuesto, deben estar conscientes de que el objeto de este tipo de operaciones no serían una persecución efectiva de este tipo de crimen, ni de los que se vean atrapados en ese tipo de operativos, pero sí un mecanismo efectivo de comunicar con claridad a la sociedad que ese comportamiento es inaceptable.
Combatir la complacencia cultural a las relaciones entre mayores de edad con personas menores de edad va a tomar muchos recursos y esfuerzo, pero es una tarea ineludible si vamos a tomar la plaga de embarazos adolescentes, en la cual encabezamos los listados malos, en serio y con un propósito real de ponerle fin.
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